jueves, 1 de mayo de 2014

La acción pedagógica de la ley. Sobre todo

cuando falta sentido común.
Dice el juez Gómez Bermúdez, llevado por una evidencia entresacada de los Cuentos de la Vieja, tras haber salido en defensa del juez Santiago Vidal (este magistrado ha reconocido que 10 jueces redactan una supuesta constitución para una eventual Cataluña independiente), que si hubiera que abrir un expediente a todos los jueces que hacen de asesores «no terminaríamos nunca»...
Muy señor mío: Cuando falta sentido común debe aplicarse la ley. Por supuesto que debe impedirse o castigarse cualquier tipo de asesoramiento que pueda conducir o facilitar la destrucción de la convivencia como la construcción de bombas y cómo pegar a una mujer sin que se note. Asesorar para el terrorismo, la violencia, el avasallamiento de los demás, la promoción de la desigualdad de los ciudadanos ante la ley, como para su incumplimiento, no sólo está feo sino que debe atajarse como un delito grave. Estos asesoramientos en  un Magistrado, al servicio del estado de derecho, son absolutamente intolerables. Como alta, mediana o baja traición. Menos dejación y más expedientes. Los que hagan falta. Menos melindres y más respeto. Expulsión de la carrera judicial y multas que hagan temblar el orbe. La ley y su cumplimiento (nunca la impunidad) educan. Incluso a palos. A falta de conciencia y buena educación. (La investigación técnica de este "mentecauto" sobre "una posible Constitución" entra a formar parte del plomo del matonismo moral que oprime a Cataluña, tan largamente macerado. Su función es la defensa del estado de derecho. Y el otro, el ilustre calvo, quejumbroso no por la justicia sino por la logística... que si nos ponemos así, es el cuento de nunca acabar y, entonces, todos "caminito de Jerez". De pena) .

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