juez estrella (el imputado Garzón, quien, a pesar de su prevaricación, torpeza, insensatez y una hortera ambición de oscuro, burdo e incompetente funcionario de la administración de justicia, quiere alcanzar los más altos cargos del estado, ser reconocido como juez universal, pasar por supermán de los pobres y destructor de tiranos para hacerse inmensamente rico y famoso, después de proclamarse izquierdoso, socialistón y luchador por el hombre nuevo), ruega a San Jaime Mayor Oreja que le perdone por atribuirle sus pecados, sobre todo el de necesitar de la ETA para poder subsistir miserablemente. Reconoce que está sometido al chantaje de ZP y del disparatado, ahora sufriente por sus propias tropelías, Garzón.
San Jaime Mayor Oreja, patrón de políticos honestos y comprometidos con la verdad, le pide que repare, compense y rectifique.
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