Es una atracción fatal la que ha señalado la fecha de su inhumación (¿o será en un ceniciento columbario de polvo deletéreo y leve?) junto al personaje que más ha revivido en su memoria, el Generalísimo Franco Bahamonde. Cruel destino, morbosamente urdido por cuantos decían amarle, impostando una peregrinación redentora hacia su finiquito.
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