sábado, 17 de noviembre de 2012

"No coronaremos ninguna historia pero nadie nos

impedirá intervenir en ella". El radiante espíritu de Érmua hizo emerger en muchos ciudadanos su dignidad de constituyentes. Ni la dejación generalizada, ni la inconsistencia ideológica y política del gobierno ni su torpeza, ni la vacuidad mental ni el agusanamiento moral de la oposición, ni el oportunismo político de los buscadores de carroña, podrán detener nuestra voluntad de convivencia, fundados en la Constitución, en España como superior bien moral.

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