sábado, 10 de marzo de 2012

El nacionalismo catalán se mea en la ley y en los

constituyentes, marcando sus líneas rojas. Es desesperante la humillación de los derechos de los ciudadanos, la sumisión de la mayoría absoluta a unos reaccionarios sectarios que apenas representan a pequeños grupos subvencionados por resentidos botiguers que enrocan su desaforada avaricia en los cuentos del nacionalismo.
(No se escandalice usted de la sordidez de esta estampa: la realidad es más cruel y bárbara). Espero que todo esté sometido a una estrategia procesual de desinfección, de supresión de garrapatas y termiteros.., para acabar definitívamente con estas construcciones neandertales. No resistan mucho, Sr. Rajoy y Sr.Wert, no sea que se acostumbren y lo consideren un mal menor o, como a la Chacón y al Montilla, les acabe gustando y hagan de la corrupción y de la prevaricación sangre de su propia sangre.
Os remito al artículo de J.Domingo, más sereno y persuasivo, y a la Declaración de Ciudadanos.

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