cuelan nuestros cuentos. Cuando voy a Europa y a EEUU todos me atienden (eso sí, en inglés, ¿vale?), les doy pena y, al final, me dicen: "Y a mi ¿qué me cuentas?". La Merkel, cuando me ve, le dice al guarda que habilite un metro cuadrado de la acera para que me pueda sentar en el suelo y me ponga a pedir. Además, me da un vaso de plástico para que pueda recoger las monedas. ¡Ostras, por lo menos te atienden! Pero, si le voy con mis lloriqueos a Montoro y le amenazo con la picha de Mas, el tipo me saca la suya.
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