martes, 2 de abril de 2013

En una democracia no caben apariciones divinas:

La Colao se ha colao. Nadie, y menos los iluminados, puede tener derecho a imponer su divina verdad a los ciudadanos. Surgen totalitarios y acaban en exterminadores. La pedagogía política es lenta pero sólo tiene caminos para la autonomía de los ciudadanos -todos libres e iguales- (también los divinos). Se requiere un esfuerzo colectivo desde la conciencia y la corresponsabilidad.
A parte, la Colao ha dado evidentes muestras de sectarismo, arrogancia, torpeza y avasallamiento.
Esperamos que los cobardones del PP no acaben arrebatados por esta aparición, indudablemente puta. 

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