miércoles, 28 de mayo de 2008

Compelle intrare! Una monja lila insta a la revolución biopolítica y pornopunk hasta su práctica sucia e

irrecuperable, políticamente incorrecta, en la producción de subjetividades subalternas. Las tecnologías biopolíticas constituyen un instrumento liberador radical que supera en refinamiento a cualquier otra salvación del compelle intrare! ( empuja!; empuja a entrar) leninista y previamente agustiniano, sólo posible dentro de un fenómeno auténticamente deconstructivo de las trampas culturales enmascaradas en el sexo, el género (el número y el caso). Beatriz Preciado, ¡qué buena estás!

2 comentarios:

Taif dijo...

Comentario:
Me sorprendió el fervorín revolucionario y burguesito de la neodominica o clarisa Beatriz, iluminada juanadearco e inquisidora de reaccionarios y rutinas sexuales. Me acurruqué en su tierno snobismo y en sus refritos bellacos como cuando enfebrecía entre inanes verbosidades de filosofía boulevard St.Michel y delirios Mn. le Prince; enmascarado de marginal de innoble mano húmeda de salibazos, roces y estremecimientos, de engaños tan frágiles como el del opiáceo de una colilla tirada en el suelo o el vino malo estrujado y residual de los cartones. Si la revolución la iba a traer Preciado con sus estrategias subalternas, me entregaré a la pobreza, a la castidad y a la obediencia para no engañar a nadie y menos a mi. Porque esa es la verdad de nuestro límite e impotencia; jamás, otro alucinógeno que entretenga nuestro poder ante lo real¿Será empoderamiento? Una teta puede ser un sacramental, nunca un sacramento, Beatriz, como lo es tu tierna bravuconería. Te amo.

Anónimo dijo...

Mi sentido de la revolución tiene poco tiempo para esta literatura y estas filosofías de sesteo y de caracolillos. A los pobres que conozco nos abruma lo performativo, lo queer, lo protésico, lo biopolítico,
etc…