
Una vitriólica e irrelevante pluma se recrea en la personalidad y debilidades de un anciano Calvo-Sotelo, "corpore insepulto". La miseria moral tiene nombres. Uno de ellos es de quien exhibe su poder en la Real Academia para apagar venganzas de juventud exponiendo presuntas mendicancias a sórdidos ocupantes de aquellos envilecidos sillones para acceder a uno de ellos. Vanidad de vanidades y todo vanidad. Y fetidez moral.
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