a enredar al PP y, en última instancia, le echamos la culpa al cha cha chá. Aprovechémonos de la ingenuidad de nuestros ciudadanos, de la tontura del PP y de la ceguera de nuestros devotos que todavía creen en nuestro atrevimiento y en nuestra ignorancia como dogma divino. Por supuesto, gracias a evangelistas entregados como tú, Gabi, progre y rojillo como yo.
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