ZP: Hay que ganar como sea.Una democracia que no tenga como protagonista al ciudadano que obedece las leyes que él mismo crea, sino a sus representantes y medianeros, acaba convirtiéndose en un casino, donde unos cuantos se juegan la libertad de los demás en su propio beneficio. La arrogancia en el manejo de la ley y su instrumentación frívola o caprichosa, la dejación y el colaboracionismo hasta la corrupción, el cohecho y la prevaricación convierten al estado en un monstruo mafioso en el que unos viven del sometimiento de los demás con la amenaza, la extorsión o el engaño). La chulería y el matonismo moral son la más sórdida de las obscenidades con las que insultar a los ciudadanos.
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