no voy a consentir que intimiden a policías, ministros y jueces ni a quienes persiguen la corrupción (la verdad es que, ahora que estoy en el machito, no voy a consentir que nos machaquen a nosotros, los arrebatacapas, los caraduras y mentirosos, los charlatanes y arribistas, oportunistas y enchufados, ineptos, incapaces de superar una oposición, listillos y rémoras... porque, incluso yo, tendría que ocultarme bajo las piedras como las garrapatas y ¡a aguantar hasta que podamos asaltar la sangre caliente y tierna de todas las ilusiones democráticas o volvamos a anegar este estado de imbéciles con nuestros infundios y mentiras, nuevamente convertido en el lodazal en el que viven a sus anchas nuestros parásitos! ¡Espléndidos marrulleros y estafadores, nos hemos hecho con el control del estado, democráticamente!).
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