Tenerife se sigue especulando tercamente sobre la frivolidad de unas cuentas municipales que incluían liviandades como unas piezas íntimas en la borrachera de la impunidad y el supuesto bobosolemne y arrogante). ¿Es posible que puedan librarse políticos e instituciones en medio del desprecio al ciudadano, de nuevo esclavo del emborrachado equilibrio político, podridas las instituciones y secuestrado el poder del constituyente? Paro, corrupción, educación por los suelos, incivilidad, desesperanza, paniaguadismo... De asuntos falta, ¿enmudeció la democracia?
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