instituciones y leyes que enmascaren y consientan la opacidad, la distracción, el descuido, la malversación y el atropello, los viajes de Dívar no serán para los obsesos parlamentarios más que un numerito de varietés. El encanallamiento de una democracia que protege su agusanamiento exige que sus hipócritas gestores que pretenden engañarnos con estas exhibiciones puristas, sean desenmascarados, la reparación de su impostura y la cárcel.
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