pollito Dívar, se queja del desprestigio de los grandes Tribunales por los pecadillos de medio pelo de un beato y tontorrón presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial. La auteridad y la dignidad de una democracia debe liberarse inmediatamente de la inocente arbitrariedad de don Carlos Dívar y execrar del Tribunal Constitucional que ha exhibido, en nombre del rigor democrático -¡qué democracia puta!- su sometimiento a la ineptitud y al sectarismo de ZP y de la MªTere (sí, la que chorreó en público a la MªTeresa Casas), al ejecutivo, que, por cierto, no podía caer más bajo. ¡Fuera esa ficción de Tribunal Constitucional. No debe pasar de ser una Sala más ddel Tribunal Supremo! Un tal Pascual, diligente comisionado, debería estar en la cárcel por Alta Traición. Que un inconsciente de este calibre se alce contra don Carlos Dívar, por un "quitame esas pajas", alentando también las mezquindades de algunos componentes de tan altos tribunales, merece nuestro desprecio. La democracia está en peligro en manos de esta gente. ¡Fuera! ¡Ya!
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