domingo, 10 de febrero de 2013

Ha muerto Eugenio Trías. Os recomiendo lo que hay

detrás del límite: francamente bien. Pero, todavía me pregunto por qué la contingencia y la finitud y por qué el límite. Reconozco que ya, abandonadas la fe y la esperanza, disfruto del amor. No desesperéis.
No coincidí con Eugenio Trías en la Facultad Central de Barcelona pero sí en sus inquietudes y en su particular forma de abordarlas. Le he leído y acumulo algunos de sus ensayos, deseoso de entretenerme en ellos (estoy acariciando el Canto de las sirenas). Aunque no me seduzca su literatura, considero interesantes sus referentes discursivos. Comparto con él, más que lamento, la sorpresa ineludible del acabamiento y el límite, tan contingentes, perentorios y perecederos. ¡Oh, Dios! Todo tan efímero e insuficiente. La última vez que le vi fue en el FNAC de la Plaza de Cataluña (España, ¡claro!). ¿Qué será de mi ilusión Clara Bardón, tan niño todavía, los dos empezando medicina? Un beso desde mis ínsulas extrañas.

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