martes, 5 de febrero de 2013

Hermann Tertsch rinde a la mujer-sapo MªAntonia

Iglesias con su tratamiento cordial y firme. A ese saurio, resto totalitario y borde del verduguillo prohibido por la propia Inquisición católica (no por la socialista de izquierdas) hay que cuidarlo para que no infarte delante de las cámaras. A la Iglesias hay que conservarla como una especie en extinción.

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