Este plomo, amparado en su particular providencia, piensa que los partidos, como él mismo, deben permanecer para siempre, por el principio de inercia o el de gravedad... Cualquier entrada de aire fresco, por muy esforzada y contracorriente que sea, es estrafalaria. Este vegetal continúa pensando que es presidente-burócrata del más alto despacho de España porque le tocaba por alguno de los principios redichos y porque, a veces, la mejor decisión es no tomar ninguna decisión porque el dueño de la tierra es el viento. Cree que está hecho un bobosolemne (¡Qué ojo tuviste Aznar!).
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