La materia oscura se llama así por una buena razón. De hecho, y aunque es diez veces más abundante en el Universo que la materia ordinaria, de la que todo lo que vemos está hecho, nadie ha conseguido aún detectarla directamente. Su existencia se conoce por vías indirectas, en concreto por su influencia gravitatoria en estrellas y galaxias, cuyos movimientos a menudo no se pueden explicar solo con la gravedad de la materia visible. Pero nadie, repetimos, ha logrado aún detectar directamente ni una sola partícula de materia oscura.
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