Pedro (nombre ficticio) tiene una hija, una mujer en paro y serias dificultades para llegar a fin de mes. Vive asfixiado por las facturas. Por la hipoteca. Por los gastos escolares de una niña a quien ni siquiera puede llevar a Eurodisney como le pide cada año, con dulces palabras, en su carta a los Reyes Magos. A pesar de estar con el agua al cuello, este funcionario está dispuesto a ganar 3.600 euros menos al año, dejar atrás a sus amigos de toda la vida y malvender su piso del pueblo barcelonés donde reside. Es el precio que está dispuesto a pagar con tal de huir «cuanto antes» del avispero catalán...
1 comentario:
Yo haría lo mismo.Es invisible en Cataluña por los puñeteros independentistas que cada cierto tiempo quieren separarse de España,asfixiando a todo el que no independentista.
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