Fuera esas mafias que han encontrado en el culto a la tierra, en el ternurismo y las falsas promesas la forma simoníaca de estafar a los desesperados o a su ilusión de tocomocho, atando a la gente a una lengua, pueblo, patria o nación, a costa de su dignidad y ciudadanía. ¡Yo soy de mis cojones! ¡Soy ciudadano! ¡Creo y hablo lo que quiero y en lo que quiero! Hemos hecho y mantenemos las instituciones para defender nuestra libertad, la de cada uno por igual, la de todos los ciudadanos, no como coartada de unos cuantos para esclavizar a los demás. ¡Por un Tribunal mundial por la ciudadanía y contra el nacionalismo! ¡Fuera simoníacos negreros y estafadores, rémoras y lapas miserables de nuestra convivencia!
2 comentarios:
Desde luego, por encima de todo yo tambien soy ciudadano.
Gracias por el interesante concepto
Pedro
¿Qué tal esas vacaciones? La defensa de nuestra dignidad nos exige un activismo renovado: la ciudadanía es la condición de quienes ejercen su señorío en la organización de la convivencia. ¿Cómo va UPyD de Sta. Cruz?
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