lunes, 17 de marzo de 2008

Kom Ombo, cagarrutas y culturas perecederas.

El desierto acaba con todo. Incluso con las maravillas de la cultura egipcia. Los templos de Kom Ombo, como tantos otros, posibilitaron, con el juego y la fuerza de los vientos, cuevas donde cobijaban los pastores sus rebaños. En lo alto de los peristilos, sus techos y capiteles se ennegrecían con las fogatas de los pastores y en el suelo de la inestable arena se acumularon orines y cagarrutas de cabra. Las culturas son perecederas. Nuestro único patrimonio es la libertad.

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