su imagen y semejanza. Qué extraña razón lleva a que surjan agrimensores de almas retroactivos, investidos de apocalípticos jueces universales. Resulta ridículo un antifranquismo tantos años después de Franco, más, después de un salto cualitativo constitucional. ¡Confutatis maledictis, flammis acribus addictis, voca me cum benedictis! (¡Rechazados los malditos, arrojados a llamas crueles, llámame entre los benditos!).
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