del encuentro. Desde el relicario del corazón de Alfonso X el Sabio en Murcia, ciudad de las siete murallas, ahora bullicioso entremés en cada esquina, agraciada por sus inmuebles mudéjares, barrocos, neoclásicos y modernistas y los muebles sublimes de Salzillo, que disponen al recogimiento o al éxtasis
pasando por tantos claros del
frondoso bosque donde suavemente el viento orea, igualmente amado, en insistida retroproyección desde el origen, aparecen, la cuna frente al cementerio, Benatae,
la alberca y los huertos,
pasando por tantos claros del
frondoso bosque donde suavemente el viento orea, igualmente amado, en insistida retroproyección desde el origen, aparecen, la cuna frente al cementerio, Benatae,
la alberca y los huertos,
sus callejuelas
aquella oportunidad y acontecimiento en el recodo del camino de la sierra, protegido como nido de águilas;
la Fuente San Marcos,
la Fuente de El Santo camino hacia Orcera,
la de San Miguel en cuyo mirador natural sobre el pueblo, reposan las cenizas de mi primo Paco y las de José (?),
y Jaén, siempre entre olivos, que corona su emoción y su esfuerzo con una catedral magnífica y única, delirio de grandeza,
allí donde, con la Verónica, se venera el Santo Sudario (¡fervor de la necesidad de acercar los cielos a los días de cada día y enjugarse en el misterio!) y
allí donde, con la Verónica, se venera el Santo Sudario (¡fervor de la necesidad de acercar los cielos a los días de cada día y enjugarse en el misterio!) y
se mantienen, impertérritas y denunciadoras las lápidas que recuerdan a los mártires de la revolución marxista de 1936
El viaje discurre hasta la Sevilla eterna más rápidamente de lo que pudiéramos gozar y contemplar, acomodo de gentes como la hiedra y sorprendente espejo múltiple (también y más aquí, como en toda Andalucía, cristianos, moros y judíos), entre guirnaldas bulliciosas de ilusión y atrevimiento siempre nuevos;
en este secreto también me esperan otras claridades y fulgores, la calle de Placentines (aquella que, estrecha y larga, parece que la rasgó una saeta con su punta fina y breve), la del Sol a medianoche,
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