ZP se quedó con la copla, mal aprendida y peor digerida, de que mientras San Isidro oraba intensamente, los ángeles labraban la tierra por él. No sabe hasta qué punto está lejos de aquella parábola: Primero, sus bueyes no aran, son cabestros de piedra anclados en el tiempo y sus ángeles son los buitres que acechan oportunidades para subvencionados y parásitos. ZP no sabe orar. Ni siquiera como los viejos positivistas que acabaron desde el principio imitando la oración de los católicos. En él todo es efímero y vacuo con la ilusión de hacerse el graciosillo (¡Qué tragedia que no haya nada más gracioso que el poder!). ZP se sueña un "sanisidro", mientras dure la estampa bucólica y el "zpsanto" no nos hunda en un agujero negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario