Si Garzón hubiera nacido en Torres de Albanchez, tan ricamente soleado y oreado, no se hubiera enfangado en el lodazal de sus delirios:
El Guadalimar afluye en el Guadalquivir que amanece y se despereza en nuestra Sierra y se remansa en el pantano del Tranco (visto desde Hornos);
como se van remansando las vidas y se disponen a otra espera cargada de misterio como en el cementerio de Benatae;
ya lo cantó Jorge Manrique quien vino a vivir en la cumbre, entre Peñalta y el Yelmo, sobre Orcera, en Segura de la Sierra, plaza almenada y fiel como las tierras de frontera, ese destino tan bien descrito y vivido por María Zambrano del vivir humano;
en un peregrinar que convierte los lugares en sagrados, más cuando lo sagrado pareciera querer anidar en ciertas estremecedoras atalallas y espadañas naturales, como en Caravaca de la Cruz;
No hay comentarios:
Publicar un comentario