sábado, 13 de febrero de 2010

ZP sueña que arrastra el Carnaval que empieza en

Tenerife desde los dulces y oscuros tiempos de su muchachez y su condición de culiparlante. Sueña el Adolescente que, tal vez, pueda escapar si convence a todo el mundo, a Europa y al Finantial Times de que lo suyo es la alegría de los atrevidos, de los soñadores por un mundo nuevo que protege a los desgraciados de la tierra. Él es el mago que dice un sí nietzscheano a la vida porque el viejo Dios ha muerto (mientras que su abuelo vive) y la aurora ilumina los campos y se deja acariciar por el viento que es el dueño de la tierra, en un universo hermanado bajo la protección de su condición divina, el nuevo Zaratustra. ¿Será por dinero? ¿Será por parados? ¿Será por jóvenes abandonados a su suerte incierta? ZP sueña que todo es Carnaval y que no acabe la fiesta, el enmascaramiento y la mentira. La luz volverá a nacer desde las cenizas. Sonreid, imbéciles, con el gran ZP.

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