sábado, 11 de diciembre de 2010

Elena Salgado parece haber convencido a Van Rompuy

de las bondades de la economía española y de que, por nada del mundo, va a necesitar ser intervenida por una fracasada Merkel y por las economías de Francia e Italia que, como dijo su amito ZP, envidian el empuje de la española (que manirrota, suntuosa y parásita quiere continuar viviendo a costa del sacrificio de otros europeos en la incompetencia, el despilfarro, el engaño y el atraco).

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