morir que matar. Si acaso, que se maten ellos. Les vendemos armas sólo para acciones humanitarias. Nuestros aviones son ángeles de la paz. Nuestros bomabarderos llevan estimulantes bomboncitos de chocolate. Nuestros submarinos alfombras para la fraternidad. La boa constrictor advierte y reclama sibilante, abraza y asfixia y deglute a la ingenua famélica legión con convincentes promesas carrasposas y relojitos.
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