ética, entregándose a intimidades con la proetarra Bildu. La ausencia de cualquier otro valor distinto a la impostura le obliga a sórdidos maridajes con una supuesta izquierda de excelencia cobarde, criminal y vomitiva. Empezando de nuevo, como si nada hubiera pasado, con las manos toavía calientes de sangre y la conciencia negra. ¡Pena! ¿Volverá alguna vez a defender a los ciudadanos, por la libertad e igualdad de oportunidades para todos, lejos de la demagogia y de las fotocopias revenidas de una ideología antidiluviana?
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