españoles. En su balance de ciego vuelve a ignorar a quienes debería habérselos exigido entre la impunidad, el despilfarro, la cobardía y el colaboracionismo. No ve a los parásitos de las castas políticas, a los ladrones y emponzoñadores de las viejas estructuras de una democracia usada de ratonera, con sus instituciones fatuas e infladas, inútiles y dispuestas para el engaño y la corrupción. A Rajoy le queda desenmascarar tanto atropello y pantomima sobre las espaldas de los ciudadsnos. A Rajoy sólo le queda ya la residencia para terminales.
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