lunes, 6 de mayo de 2013

Aizpeolea, ese fatuo turiferario de

la indignidad y la miseria moral, uno de los progenitores del fantasma de la derecha extrema, ficción de la que parasita con arrogancia bobosolemne y miope sobre ética, moral y costumbres, mendicante retroalimentado por sus diabólicos y sórdidos señoritos, suministra incienso esclavo, entre ellos, al colaboracionista obispo emérito Uriarte, sobre los cadáveres y víctimas del terrorismo y la dignidad de ciudadanos y constituyentes. Ese colaboracionismo con el naZionalsocislismo, criminal y sacrílego, lo coloca en una sentina de escombros, encima, desde la torpeza y la mezquindad.

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