Omran aparece sentado con la mirada perdida, cara de susto y callado, sin mediar palabra. El niño está lleno de polvo y con media cara ensangrentada. Omran se restriega la cara con el brazo, intentando quitarse de una pasada toda la sangre escupida en su rostro. Al verse la mano llena de color rojo se intenta limpiar en la silla, intentando quitar de su piel las manchas del horror de la guerra. Una guerra que ya había empezado cuando él nació y que sigue su curso sin previsión de una pronta finalización.(ABC)
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