
de depredadores, enmascarados en el bien que la revolución promete y ciega a líderes y mesnadas... ("Esa extraña transformación de hombre a lobo", como las de Trump o Cañamero, que diría Rosa Belmonte) es lo que estremece cuando se empiezan a conocer sus verdades. "Una población sin horizontes laborales ha de plegarse al amparo de quien distribuye los recursos obtenidos mediante la profesionalización reivindicativa. El antiguo sindicato campesino se ha transformado en una estructura de clientelismo puro subcontratada al servicio de una organización chavista. La propia evolución personal de Cañamero, de epígono predilecto del cura Diamantino –un hombre bueno cuya ideología radical era fruto de un compromiso humanista– a señor feudal disfrazado de apóstol revolucionario, es el testimonio de esa burocratización política de la rebeldía. Una farsa totalitaria cuyo elenco viaja en el camión escoba de Podemos, siempre dispuesto a recoger a lo mejorcito de cada casa". (EL MUNDO)
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