martes, 9 de agosto de 2016

Obituarios. He leÍdo cuantas reflexiones he encontrado

con ocasión de la muerte de Gustavo Bueno, a quien conocí y traté y al que he seguido por la particular fascinación que me producía. Intenté aprovechar para mis alumnos su libro "pedagógico", Symploqué, encontrándome con el mismo desasosiego que producía a muchos su obra filosófica fundamental. Resultaba más divertido y chispeante en sus incursiones éticas y políticas en la historia de España en sus críticas feroces a los trillados conceptos de izquierda y derecha, a algunos políticos, a la cultura y sus mitos... Fué único por erudito y encantador, humilde e ingenuo en su búsqueda de la verdad y en el atropello de sus palabras y convicciones. Entre lo leído os traigo algunos párrafos de Ignacio Camacho en ABC:
 "...To­da su obra es un es­fuer­zo pro­me­tei­co pa­ra des­truir mi­tos y ta­búes del pen­sa­mien­to con­ven­cio­nal que sos­tie­ne el frí­vo­lo tin­gla­di­llo de una so­cie­dad ins­ta­la­da en la li­ge­re­za, en la gaz­mo­ñe­ría men­tal. Una re­fu­ta­ción de la pam­pli­na. Sin em­bar­go, pa­ra di­vul­gar su ra­di­cal ex­hor­to de re­fle­xión crí­ti­ca, tu­vo que uti­li­zar las he­rra­mien­tas de co­mu­ni­ca­ción que de­nos­ta­ba co­mo fa­bri­can­tes de tó­pi­cos y de in­te­lec­tua­li­dad ba­su­ra. Con­ce­der en­tre­vis­tas, par­ti­ci­par en co­lo­quios, acep­tar la mo­da del de­ba­te-es­pec­tácu­lo. Su ex­cep­cio­nal vis po­lé­mi­ca le per­mi­tía do­mi­nar ese es­ce­na­rio y eri­gir­se en re­fe­ren­cia a con­tra­co­rrien­te, en for­mi­da­ble de­be­la­dor de la co­rrec­ción po­lí­ti­ca, el fa­ci­lis­mo, los lu­ga­res co­mu­nes y la fal­sa to­le­ran­cia. Nun­ca fue to­le­ran­te con el dog­ma­tis­mo ni con la idio­tez. Era el an­tiPau­lo Coel­ho, un an­ti­pá­ti­co agi­ta­dor con­tra el bue­nis­mo sen­ti­men­tal y la vul­ga­ri­dad emo­ti­va..."

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