sábado, 13 de junio de 2009

El nazismo pervive en la exclusión y el desprecio.

Me cuenta Leó(nidas) en la linea de BENGALAS, que implicado en su compromiso de desenmascaramiento, harto de desprecios y de exclusiones y sin ningún afán redentorista, sólo con el de defenderse o el de garantizar su dignidad entre personas responsables, igualmente libres, se encontró con un "tal" que mantenía una aburrida y antigua postura inquisitorial y prepotente despreciando a un compañero, ausente, al que intuía que era de "derechas". Le dijo que, usando provisionalmente su lenguaje apocalíptico, "nosotros teníamos a veinte kilómetros a nuestra derecha a esa izquierda, sedicente ética, estancada y pudriéndose en una barranquera. Que su empeño y el de mucha gente era la regeneración democrática". Como única respuesta le envió un link que lo distinguía con la marca de los infectados de VIH en el trasero, para evitar cualquier contagio con aquel facha asqueroso.
Otro amigo le insistió en que no se preocupara y, sin sentirse aludido por una recalcitrante actitud sectaria de odio al discrepante -hasta ayer compañero bienservido lejos de los fantasmales y contrapuestos referentes ideológicos, tan gravemente mitificados, que, en su caso, podrían conservar cerca a estos nuevos agrimensores de almas entre benéficos excluyentes y miserables excluidos, como a "tigres de bengala" para que nadie olvide en qué consista y cómo pueda permaner vivo el humus en el que fueron posibles los totalitarismos.

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