sentencia del Tribunal Constitucional, pero, luego, haremos lo que nos salga de los "putos cojones" -no se pierda en el escándalo de las palabras, son las que mejor corresponden a la naturaleza de los hechos-, como viene haciendo el ZP ese con la Constitución y el estado de derecho gracias a su pegagogía divine, impositiva y delirante.
El descarado travestismo político de esta sedicente izquierda zapateril y otras (divinas de la muerte, chachis tal) revela el fondo tiránico y depredador de unos cobardes tramposos que sólo creyeron en la democracia para apoderarse de ella desde la incompetencia, la arrogancia y sin dar palo al agua.
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