jueves, 6 de agosto de 2009

Trece rosas y un capullo macerando sacrílegamente

el pasado. Tomás Gómez se recrea con la Pajín y devotos en un ejercicio de agrimensión universal de la conciencia moral de la historia (denominación hortera "memoria histórica") cuando los constituyentes sellaron sobre la confesión de Azaña "paz, piedad, perdón" y la voluntad de superar una barbarie desbordada y aplastante, su voluntad de convivencia en la Constitución.

1 comentario:

eclair dijo...

Amigo Haif Pajín, el 16 me voy, a ver si nos vemos en el Príncipe o enfrente.