los antiguos mitos, tan exitosos como el cuento de "robar a los ricos para dárselo a los pobres". Los votantes nos entenderán muy bien y nos querrán para siempre. Necesitamos a los pobres de los que parasitamos. Por eso, deben mantenerse en su condición de devotos y menesterosos. Necesitamos un mundo de explotados y explotadores en el que nuestros robos parezcan heroísmos. Porque necesitamos que nos necesiten, lo que nos interesa es que dependan de nosotros como minusválidos y con la mano tendida. No podemos consentir que se conviertan en ciudadanos, autónomos y señores de sus vidas y de sus votos, la creación de empleo, una sociedad creativa y emprendedora. Mientras crean que los salvamos estarán protegidos nuestro atrevimiento y arrogancia y el triunfo de los últimos de la clase, nuestra ignorancia, atropellos y marrullerías, malversación de fondos públicos, protección de sinvergüenzas, exhibición de una publicidad descomunal y fatua, caraduras, ladrones, ineptos, corruptos y corruptores, una educación para la servidumbre, la seducción por la mentira y el espectáculo, la improvisación, el clientelismo, la subvención esclava, las instituciones de cartón piedra y prescindibles, autonómicas y estatales, la reducción de los poderes a la autocracia de nuestro señorito bobosolemne ZP, sus lenguas oscuras y asesores, el delirio, las embajadas de risa, provocadoras y disgregantes, la contemporización con el terrorismo, la subvención de Cejeros y sociolistos, el cinturón sanitario, la reproducción de garrapatas, los regalitos de Moratinos y la Maritere en nombre de la Alianza de Civilizaciones, ese fantasmagórico domund de mandil y laicito, la usurpación y aniquilación de la sociedad civil y el sueldazo de la Pajín... Por todo ello, ¡subamos los impuestos!
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