sentencia del Tribunal Constitucional porque el Estatut se está aplicando con toda normalidad y al gusto porque es perfectamente legal y no se ha roto España. Los hechos consumados siempre han tenido fervorosos devotos, sobre todo cuando los más interesados se excitan con la lluvia dorada y los sorprendidos ciudadanos se encuentran bajo la impunidad de una rociada sadomasoquista oficiada por quienes deberían defender su condición de constituyentes y la Constitución convertida en un cajón-de-sastre-ZP, discutida y discutible.

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