terremoto de Haití refleja el escándalo de la asistencia y del turismo oportunista y mercedario a los desamparados y excluidos de la tierra en el tercer y cuarto mundo. La inevitable intervención y asistencia nunca podrá exculpar la depredación y la miseria moral de ese paternalismo exhibicionista y grosero, incapaz de dar una alternativa digna y estable a un país de esclavos, el primero independiente para que se dispusiera libremente a la burla y el atropello y para cargar con los gastos de su sometimiento. Sus amos no podrán anestesiar nuestras conciencias a pesar del ternurismo y los telediarios. Munilla dixit?
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