Leguina, en un uso perfecto de la metáfora cuando su desbordamiento consigue mayor exactitud que los números, se ha despachado en la Cope con esa lindeza más justa que nunca. Lo que importa es que todo el mundo conozca la locura de que alguien como ZP pueda encabezar España y Europa, la desvergüenza de su propio partido por haber hecho posible que dicho sujeto haya llegado hasta aquí y el rostro pálido de cuantos lo mantienen y arropan. Qué desprecio de la democracia asaltada por disparatados y desaprensivos y qué atropello de las instituciones bajo el poder de ese tormento con ojos azules y del patrón de sus delirios y de nuestras pesadillas, su abuelito.
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