lunes, 28 de junio de 2010

La Casas, presidenta del Tribunal Constitucional,

tras la sentencia sobre el Estatut, se da cuenta de haberse entregado al tribalismo nacionalsocialista de los ZP, sus carroñeros y el termitero, trasunto del fascismo-viene-de-rojo, se siente sola y desesperada, temerosa no sólo del general bochorno sino de ser acusada de alta traición.

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