mulato, hijo bastardo de un caballero laico y soltero de la Orden de Alcántara, procedente de Burgos. Su madre Ana Velázquez, negra de Panamá, vivía amancebada con su padre en Lima:
Unos se quejan de que los filósofos han interpretado el mundo y lo que hace falta es transformarlo y todavía quedan especímenes que se sienten herederos de las revoluciones del asalto al Palacio de Versalles o a los Palacio de Invierno para quedarse en ellos y convertilos en termiteros. Sin embargo, lo que necesitamos es a gente que, como Martín de Porres, nos devuelva la salud, la esperanza y la ilusión de ser tratados como a señores, encima con condición divina. Él barre los zaguanes, corta el pelo, saca muelas, cura las heridas, da de comer a los muertos de hambre, atiende a los animales, se ofrece como esclavo por salvar a sus hermanos, no se avergüenza ni se resiente ni por su origen ni por haber sido humillado y excluido y camina por una comunidad de hombres libres e iguales por el amor de Dios. Yo quiero ser como él y mandar al carajo a tantos mercachifles y usurpadores, maestros del engaño y la cuchufleta. No alcanzaremos ninguna historia pero nadie me impedirá intervenir en la construcción real y concreta de una auténtica convivencia de hombres libres e iguales con una vocación superior.
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