con consentimiento del gobierno
pero se ha dado cuenta de que lo mejor era hacérselo a sí mismo, manteniendo el trabajo de todo el mundo, atendiendo mejor a los clientes (sin tanta desesperante maquinita), investigando y ofreciendo un servicio cada vez más atento a las necesidades de los ciudadanos. Además, él no se va a morir de hambre. Pero, ojito, con volver a las andadas de la información privilegiada (el sobrinito), los sueldazos estratosféricos y los enviciados "bonus".
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