domingo, 8 de mayo de 2011

Un renovado totalitarismo, agrimensor y verdugo de

conciencias, viene  de fascismo vestido de rojo y de comunismo negro. El que no está con él está contra él. Corrompe cuanto toca y a quien no se le somete lo liquida civilmente (cuando no realmente) y, en última instancia, con su burdo matonismo moral y la tortura del exilio interior (avezado, en su historia, en la aniquilación del contrario convertido en un apestado). Mientras, exhibe ínfulas mesiánicas desde su sedicente ética superior y el frecuente encefalograma plano y bobosolemne. Procura disfrutar en el presente como garrapata afortunada del paraíso que promete a los desgraciados a los que desprecia, arrebatada su condición de ciudadanos, corrompiendo el estado de derecho y degradando la ley a su capricho,  en golpe de estado permanente.

No hay comentarios: