Ante el asalto a la clase política catalana de los "indignados", Mas exhibe su impotencia a la hora de controlar a alguna de sus tribus y de normalizar su desvergonzado modelo de atropello a la ley.
Los despóticos gobiernos nacionalistas que han impuesto su capricho al margen y en contra de la ley, de la Constitución y de los ciudadanos, que han hecho alarde de prepotencia contra los débiles, ahora demuestran su catadura ante sus mejores discípulos que se mofan de ellos de la misma manera que se lo enseñaron. Ahora, cuando ya no pueden comprar su voto, su indignación ni a sus pastores se remueven indignados porque se han pasado todas las "líneas rojas".
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