Según marca la tradición, la Navidad es la época de la generosidad y de repartir regalos, un comportamiento que, como todo lo que nos concierne, tiene su lugar en el cerebro. Investigadores de las universidades de Pensilvania, Yale y Duke han descubierto que la amígdala, una pequeña estructura en el extremo anterior del lóbulo temporal del cerebro, hasta ahora relacionada con el miedo y la información sobre la cara y la mirada de los otros, también tiene que ver con lo que damos a los demás.
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