l PSOE dejó de comportarse con sentido de Estado el día que Felipe González renunció a liderarlo. Él fue el primer y último socialista estadista; y cuando en 1996 rechazó el apoyo parlamentario que le ofreció Pujol, porque no había ganado las elecciones, y emplazó al líder nacionalista a entenderse con Aznar, tomó la última decisión no estrictamente sectaria que hasta la fecha haya tomado un dirigente socialista. Por lo tanto, cuando se le reclama al PSOE que regrese a la centralidad y al sentido del Estado se apela a un conjunto vacío, porque desde hace 20 años este sentido de Estado es absolutamente ajeno a los socialistas, y su total irresponsabilidad ha sido el huevo de la serpiente de todos nuestros problemas. La crisis económica no fue culpa de Zapatero, pero su populismo financiero contribuyó a que profundizáramos en el desconcierto y a la miseria, y que la recuperación haya sido más dura y tardía
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