Tiene 28 años, es consultor de marketing político, coautor del libro «El método Podemos», tan de actualidad estos días, tiene pareja y confiesa no arrastrar grandes secuelas de aquellos dos años tremebundos que pasó vejado en las aulas de un colegio concertado del barrio Las Casas Militares de Valladolid. No obstante, Enrique A. Fonseca reconoce que no es fácil entonar un «yo fui víctima» de acoso escolar. «Tenía 14 años cuando cuatro compañeros de clase me aplastaron la columna contra la repisa de una ventana. Hay pocos dolores tan intensos como el que produce una esquina clavándose entre dos de tus vértebras», reproduce. Recuerda que el eslogan entre los muchachos era «hazle un bollo a Fonseca», que no consistía en otra cosa que en derribarlo en el cambio de clase entre cinco o seis compañeros de pupitre. Y el profesor, cuando el joven Fonseca se quejaba, preguntaba: «¿Por qué siempre te pasa a ti?». Por eso, Enrique clama contra la falta de responsabilidad de la figura del docente. «Decir que no hicieron nada es poco y no se ha resuelto el debate. No se ha mejorado, ni cambiado la perspectiva de los profesores, ni mejorado la sensibilidad de la sociedad. Tampoco vi jamás en mi colegio una autoridad que llegara a expulsar a los acosadores»...
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